El experto sumiller Ferrán Centelles contestó en La Vanguardia a preguntas de los lectores sobre la idoneidad de un tapón un otro. Centelles tiene una idea clara:

«El sistema de cierre de la botella ha suscitado muchos debates dentro de la industria del vino. En España somos, junto a Portugal, números uno en producción de corcho y por eso sentimos predilección por este tipo de tapón.

El corcho se obtiene del alcornoque y es un material único por su propiedades, entre las que destacan la elasticidad, la porosidad y la inocuidad (no reacciona con el vino). La elasticidad permite cerrar estancamente la botella, mientras que la porosidad facilita un intercambio minúsculo con el oxigeno exterior a razón de un miligramo por año.

Este intercambio, aunque puede parecer ínfimo, es vital porque favorece multitud de reacciones dentro de la botella que acaban dotando al vino de aromas complejos de madurez como tierra húmeda, tabaco u hojas secas. Personalmente apuesto por el corcho ya que es un producto natural.

(..) Los tapones sintéticos son producidos a partir de materiales plásticos moldeados para parecerse a los corchos. Son mucho más baratos y suelen ser bastante difíciles de extraer de la botella. Algunos estudios apuntan a que no son tan efectivos para prevenir la oxidación y por ese motivo se usan solo en vinos jóvenes que no precisan envejecimiento.»

 
Fuente: La Vanguardia
 

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