El descorche, una actividad tradicional que ha unido desde antaño al hombre con su medio ambiente, empieza a estar en declive. Cada siete o nueve años, los corcheros llegan a los alcornoques para sacar el corcho, la corteza que protege a esta especie de los incendios. El corte con hacha debe ser muy preciso para no dañar el árbol. Es un trabajo artesanal y muy especializado que se continúa con el traslado a lomos de mulos de las cortezas de corcho. La actividad de todo lo que se mueve alrededor del corcho –desde que se empieza a cortar la corteza hasta que se saca, normalmente con mulas, se pesa y llega a la fábrica para que se procese– incluye profesiones muy antiguas con cientos o miles de años y que con el desplazamiento de las poblaciones a las ciudades está teniendo cada vez más dificultades para cubrir esos puestos porque casi es una ciencia que pasa de padres a hijos. O así era hasta ahora.

Durante el pasado mes de junio comenzó a funcionar la primera escuela de descorche de Andalucía, en el marco de las medidas de mejora del aprovechamiento del corcho del Plan de Gestión Integral de la Sierra Norte de Sevilla. Esta planificación, aprobada en septiembre de 2016, prevé la reinversión en montes públicos de Constantina, Cazalla de la Sierra, San Nicolás del Puerto, Almadén de la Plata y Alanís de 5,7 millones de euros en los próximos diez años.

La Junta de Andalucía, a través de estos planes (que ya se están impulsando en todas las provincias), persigue implantar un nuevo instrumento de gestión en los montes públicos, con especial incidencia en la economía local, generando alternativas sostenibles en la región e incidiendo en la reinversión de los beneficios económicos de los propios aprovechamientos forestales de una forma continuada en el tiempo. Según el consejero de Medio Ambiente y Odenación del Territorio, José Fiscal, para el período 2017-18 hay prevista una reinversión de casi 617.343 euros de ingresos en la Sierra Norte para actuar en una superficie de terreno de 12.380 hectáreas. La previsión de jornales directos en la próxima década es de 32.700, «aunque también hay que tener tener especialmente en cuenta el empleo indirecto que a lo largo de estos años va crear y consolidar», aclara el responsable de Medio Ambiente andaluz.

La escuela de descorche surge como una experiencia innovadora para responder a una demanda de los pueblos sobre la necesidad de formar nuevos corcheros que continúen en este oficio tradicional. El descorche es una labor muy específica, cuyo aprendizaje no se encuentra en los programas de ningún centro de formación, sino que se va adquiriendo con el paso de los años a pie de campo, comenzando con una tutela por parte de un trabajador experimentado, por lo que es sumamente importante para garantizar el futuro de esta actividad, de gran arraigo en la zona, que cada año se incorporen aprendices de corcheros en las cuadrilla. La escuela cuenta este año con un presupuesto cercano a los 9.000 euros y contará con un maestro corchero y seis aprendices. El proceso de selección estará supervisado por los técnicos de la Agencia de Medio Ambiente y Agua y entre los criterios para acceder se primarán la juventud y la inexperiencia.

Debido a que el mercado del corcho es enormemente complejo, el Plan de Gestión Integral de la Sierra Norte prevé trabajar también para conseguir mejores posicionamientos. Por ello, se ha planificado también la colaboración con las empresas locales o territoriales para una mejor comercialización y mayor transformación de los productos en todos sus campos (tapones, láminas, artesanía,…). En futuras campañas se procederá a una primera clasificación del corcho en las propias fincas con el fin de generar más empleo en la zona y conseguir una venta optimizada y por tanto más recursos para reinvertir.

Del corcho dependen los alcornocales, unos ecosistemas únicos en el mundo que existen sólo en siete países del Mediterráneo Occidental, entre ellos España, y albergan una de las mayores riquezas biológicas. Algunas de nuestras especies más amenazadas, como el águila imperial, la cigüeña negra, el buitre negro o el lince ibérico tienen su hábitat en estos espacios.

Además se trata de una actividad esencial para garantizar empleo en el campo. La mayor parte del alcornocal se localiza en zonas rurales y la actividad de extracción de corcho se lleva a cabo en un periodo en el que no hay otros trabajo forestal, por lo que mantener las sacas supone una clave para mantener el empleo rural más asociado a las tareas forestales. De hecho, según cifras oficiales, la saca del corcho genera en torno a 125.000 puestos de trabajo.

Incluso hay controles de calidad del corcho para su venta posterior. La suberoteca de Alcalá de los Gazúles, en la provincia de Cádiz, contiene muestras de corcho de prácticamente todas las zonas de alcornocales andaluces y de diferentes años. Sin embargo, lo cierto es que el alcornocal andaluz, donde se produce más corcho de todo el mundo, está en declive. El corcho tiene cada vez menos grosor. El corcho es un baluarte de un ecosistema que alberga una diversidad ecológica en el Mediterráneo y en todo el planeta que pocos ecosistemas forestales tienen al margen de las selvas tropicales.

La suberoteca: la muestra del corcho andaluz
Cada año llegan a Alcalá de los Gazules productores y compradores de todo el mundo para ver y tocar la calidad del corcho andaluz. La suberoteca, un espacio pionero en España es una de muestras de diferentes calidades de corcho de lugares dispares, creada con el objetivo de facilitar las operaciones comerciales y propiciar así la existencia de un mercado transparente.

La Suberoteca constituye el lugar de conservación, estudio y exposición de muestras o calas de corcho obtenidas en los muestreos de campo. Este muestrario contiene hoy por hoy corcho de 1.002 zonas de descorches de toda Andalucía, lo que supone aproximadamente unas 68.000 muestras y su consulta está disponible, tanto para industriales del corcho, como para productores, lo que supone una confluencia de los agentes implicados del sector, contribuyendo con ello al desarrollo socioeconómico del medio rural andaluz. Es la única Suberoteca de Andalucía. En España sólo existen dos.

En la Suberoteca se hace el análisis y clasificación del corcho, su exposición de las calas de corcho obtenidas en los muestreos de campo –una vez analizada su calidad–, el estudio de la humedad del corcho, de su porosidad a través de técnica de imagen y el asesoramiento a industriales y productores de corcho.

Un edificio, el de la Suberoteca de Andalucía que fue diseñado con el objetivo de ser ecoeficiente, con soluciones bioclimáticas a la distribución de espacios, iluminación y ventilación natural, orientación de espacios, sistemas eléctricos eficientes o aprovechamiento integral del agua, entre otros asuntos. En él se encuentran también las oficinas del Parque Natural Los Alcornocales y la oficina de la Policía Autonómica ligada al Plan Infoca.

Según la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, «la creación de la Suberoteca de Andalucía, supone un paso firme, en el objetivo común que tiene la Administración Andaluza de situar al sector corchero andaluz, por la privilegiada situación productiva que presenta –50% de la producción de corcho nacional–, en el lugar que le corresponde, con un producto de calidad, sostenible y de características naturales, únicas e insustituibles».

Pero también constituye un centro de formación, permitiendo con ello conservar el arraigo a un oficio y forma de vida con claro componente de tradición y herencia cultural.

Fuente: El correo de Andalucía

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