El Periódico Extremadura
La climatología, con apenas precipitaciones en lo que va de año, y la falta de calor cuando era necesario, ha hecho que finalmente la campaña del corcho en Extremadura haya estado bastante por debajo de las expectativas en lo que a producción se refiere. Si antes de su inicio se pronosticaba que se extraerían de los alcornocales extremeños entre 22.000 y 24.000 toneladas, la cantidad acabará moviéndose en el rango que va de las 18.000 a las 20.000 toneladas, según las primeras estimaciones. Extremadura es la segunda región productora de este material del país, después de Andalucía. Y España es el segundo país productor mundial, tras Portugal (entre ambos concentran alrededor de tres cuartas partes del total).
El periodo de saca ha sido este año anormalmente corto en la comunidad autónoma. Empezó después de lo habitual —en teoría, puede hacerse desde el 15 de mayo—y también acabó antes. «Prácticamente ha durado mes y medio. En algunas zonas, solo un mes», precisa Ramón Santiago, técnico del Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de Extremadura (Cicytex).
El descorche no pudo arrancar hasta mediados de junio a causa, fundamentalmente, de la poca agua caída en los meses previos en la región. «Al no haber llovido lo suficiente, ni haber calentado luego, el árbol ha cambiado la hoja tarde y ha empezado a mover la savia también algo tarde», precisa Santiago. Y los mismos condicionantes climatológicos también llevaron a cerrar antes de lo previsto la campaña. Si por ley se tiene hasta el 15 de agosto para efectuar estos trabajos, fue a mediados del mes anterior cuando se descorcharon, en la sierra de San Pedro, «los últimos alcornoques» de este año en la región.
Ha sido un año «crítico», en el que el corcho no se ha dado —desprendido en buenas condiciones— en ningún momento «a lo largo de toda la campaña», sostiene. Aunque Santiago incide en que aún es pronto para dar cifras definitivas, calcula que la producción final en la comunidad autónoma va a estar muy próxima a la del año pasado, en unas 18.000 toneladas. «En muchas fincas, que estaban incluso vendidas, los propietarios han decidido no sacar porque no se daba bien», arguye.
Desde la Agrupación Sanvicenteña de Empresarios del Corcho (Asecor), también se considera que la producción va a estar sensiblemente por debajo de lo que se esperaba. Su presidente, Joaquín Herreros de Tejada, cifra en entre 19.000 y 20.000 toneladas la cantidad final de corcho que puede haberse extraído en Extremadura. «Por debajo de lo que se estimaba pero por encima del año anterior», resume.
«Lo ideal» para el corcho, explica, es que el año venga con lluvias a las que sigan una subida de las temperaturas porque un «calor suficiente hace que el árbol esté abierto más tiempo y se despegue más fácilmente la plancha de corcho. Cuando esa labor se hace con mucha dificultad, es mejor no hacerla, porque puedes dañarlo», señala. Sin embargo, ninguno de estos dos factores se ha producido, ya que «ha habido escasez de agua, sobre todo en la primavera, y no ha hecho mucho calor, con un mes de mayo relativamente frío».
En Extremadura el alcornoque se distribuye por más de 530.000 hectáreas, entre monte alcornocal, dehesas densas, dehesas claras y pies dispersos. De esta superficie, solo se considera como productiva la ocupada por las dos primeras densidades, que en conjunto suman unas 280.000 hectáreas.
Una vez que el alcornoque entra en producción, el corcho se extrae habitualmente en ciclos de nueve años. Las buenas previsiones que se efectuaron para este 2019 partían de que la disponibilidad de corcho que tocaba sacar esta vez era sustancialmente mayor que la del 2018, «en torno a un 20% o 25% más», estima Herreros de Tejada. Posteriormente, los condicionantes climatológicos han hecho que parte de él haya tenido que quedarse un año más en el árbol.
PRECIOS MENORES QUE EN EL 2018 / Como se esperaba una campaña más amplia de lo que ha acabado siendo, «los precios han bajado del orden de un 30% respecto al año pasado», indica Ramón Santiago, ya que «los contratos estaban formalizados desde primavera». «Si tanto compradores como vendedores hubieran sabido que la campaña iba a ser como ha sido, seguramente los precios no habrían caído. O al menos no tanto», arguye. En su opinión, ha sido un año «malo para los propietarios, para las empresas de servicios que hacen los descorches y para la industria preparadora, porque las previsiones que tenían para hacer acopio seguramente no las han podido cumplir».
Desde Asecor, por contra, se considera que lo que «no estaba justificado era la excesiva inflación que hubo en el 2018, que fue un año de precios excepcionalmente altos». En este sentido, su presidente cree que lo que ha ocurrido ahora es simplemente que «han ido un poco a la baja, pero volviendo a la normalidad». Igualmente, subraya que, con todo, siguen siendo «muy altos todavía» en relación a la serie histórica.
Además, el año pasado la tendencia al alza de los precios llevó a que las empresas hicieran acopio de materia prima, lo que hace que el stock que tiene ahora a su disposición el sector industrial «no tenga nada que ver» con el que existía en el 2018 y pueda haber un mayor volumen de corcho en el mercado.
Fuente: El periódico Extremadura
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